En mi caso, el reloj que había desmontado dio esta serie de piezas.
Observando sus características y pensando en cómo podría ensamblar cada pieza, llegué a la conclusión de que las chapas de metal, las partes más grandes, podrían doblarse para obtener unos espacios distintos, producidos por superficies curvas. Tras ello, y utilizando muchos de los elementos de unión del propio reloj, comencé a montar la pieza.
Finalmente, obtuve el siguiente resultado, una maqueta espacial interesante desde todos sus puntos de vista, y desde la cual se podría hacer un recorrido para explicar cada uno de los espacios producidos.
Tras este proceso de reconstrucción me dispuse a observar los espacios existentes, que, en función de la iluminación que tenían en cada fotografía, organicé de la siguiente manera, siguiendo un patrón de recorrido por toda la maqueta.
Ambas partes del ejercicio quedaron plasmadas en dos paneles tamaño A1.
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